aprendí hace muchos años y a pesar de la obviedad, me permitió eludir la "zancadilla" del un viejo tópico: "los árboles no te dejan ver el bosque". Me lo contó un sabio por edad y conocimiento en Salamanca, a título personal, y nunca lo olvidaré.
Según el ya fallecido catedrático de lingüística, los verbos copulativos ser y estar son dos en nuestro idioma (uno sólo en inglés, el verbo 'to be') ya que tienen una diferencia básica, delimitada por una inusual palabra: la tempestividad. Me lo expuso con un gran ejemplo: cuando decimos que "el jarrón está bonito", nos referimos a un estado transitorio de este objeto, algo que antes o más tarde va a terminar. En cambio, si decimos "el jarrón es bonito" le otorgamos una condición imperecedera. Lo es siempre.
Esta reflexión puede (y sólo puede) parecer sencilla y sin gran aportación, pero sirve de mapa existencial en nuestras propias vidas. Trasladado a la realidad de la calle podríamos decir que vivimos en una sociedad en la que se premia el estar en el momento adecuado en el lugar adecuado. No se valora ser lo adecuado, sólo importa estar. En consecuencia: las personas estamos (parecemos) y no solemos ser lo que soñamos (ser por mérito y esfuerzo). Esta "disfunción" entre lo que hacemos y lo que soñamos se puede resumir en una gran frase: "la vida es aquello que ocurre mientras tú tienes otros planes". Esta diferenciación entre ser y estar tiene su raíz en la propia historia del pensamiento y surgió del vuelco entre ética y estética que sufrimos hace cinco siglos y que ahora tiene como consecuencia la pérdida de valores.
Cuando en el año 1500 (aproximadamente) comenzó a decirse que la tierra giraba alrededor del sol (Nicolás Copérnico), el hombre, regido desde hacía siglos por la filosofía y sus "derivados" (ética), dejó de confiar en ello para comenzar el camino de la ciencia, lo tangible (estética). De ahí los "grandes avances". Desde entonces viajamos a toda velocidad por la autopista de lo que se puede ver, oír, tocar, oler y saborear. Cinco siglos después (uno por sentido) y con todo lo necesario al alcance de muchos no parecemos saciados en nuestras necesidades. ¿Por qué? Pues porque "estar" nunca lo fue todo. También hay que ser, o quizá mejor: primero hay que ser. Si quieres sacar de ti lo mejor tienes que "ser" tu mismo/a. Por cierto, te aconsejo que lo hagas porque por ese camino puedes "estar" bien tranquilo/a.
La apariencia o la esencia, o ambas cosas por Miguel A. Blanco. | ||
Actualizado el 17/10/2011 PUBLICADO en DIARIO DEL BIERZO.COM |
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Publicado por VRedondoF para RFP el 10/18/2011 08:00:00 AM