El Sr. Villaverde tiende a complicar TODO , como un buen teorico /Catedratico.
Los politicos hacen lo mismo , siempre intentar complicarlo todo con el fin de que haya "escapes" y algunas veces quieren que se incorporen sus punrtualizaciones por mero "egocentrismo".
Hay un refran que dice que "el que hizo la ley hizo la trampa" , yo soy de la opinion de que TODO TODO tienen que hacerse SIMPLE Y FACIL y se debe huir expresamente de lo complicado y de las EXCEPCIONES , ya que al final todos son EXCEPCIONES y la REGLA / NORMA queda tan desvirtuada he hipotecada (por la necesidad de "INTERPRETAR") que lo que acaban saliendo son ENGENDROS.
En las dos primeras entregas de esta serie (aquí y aquí , y publicado con NOTA DE VREDONDOF aqui , AQUI y tambien AQUI ) expliqué las ventajas y desventajas del sistema mayoritario tradicional inglés y de la alternativa del voto por preferencias (que por cierto fue rechazada por referendum de manera abrumadora).
Un tema que solo mencioné de pasada era que tanto los candidatos como los partidos políticos, en sus aspectos institucionales y ideológicos, son endógenos ¿Qué quiere decir esto?
En todos los ejemplos que ponía para explicar los sistemas electorales había dos o tres partidos, con programas dados, y las preferencias de los votantes estaban fijas (aunque podían votar de manera "mentirosa" para obtener el resultado buscado). En la realidad, por el contrario, tanto los candidatos como los partidos, sus programas políticos y el comportamiento de los votantes, dependen del sistema electoral y por ello no se pueden tomar como dados en un análisis serio.
La mejor manera de verlo es comparando, por un momento, un sistema mayoritario con un sistema proporcional puro (donde los diputados se ajustan lo mejor posible al porcentaje de votos y donde no hay una cuota mínimo para entrar en el reparto de puestos en el Congreso) con un número grande de diputados a elegir en una circunscripción única, por seguir con nuestros ejemplos en semanas anteriores, 100.
En un sistema mayoritario, un partido necesita tener la mayoría al menos en un distrito para tener representación. En cambio, en el sistema proporcional, con tener un 1% de los votos es suficiente para sacar un diputado.
¿Cuáles son las consecuencias de esta diferencia? Sin intentar ser exhaustivo, voy a enumerar cuatro de ellas.
Primero, los sistemas más proporcionales incentivan el surgimiento de partidos más viables electoralmente. Si somos un grupo de personas relativamente pequeño en la sociedad y no concretado geográficamente, pongamos la "Unión Amarilla" (un nombre claramente inventado), en el sistema electoral mayoritario no ganaremos nunca nada y por ello, o bien nos disolvemos como partido o, en la práctica, la mayoría de los "amarillos" votan al partido grande que más se les parece (o incluso se presentan por él), el "Pacto Naranja".
En la "Unión Amarilla" solo quedarán los más irreductibles que suelen ser los más ideologizados y aquellos con menos coste de oportunidad de dedicarse a perseguir una panacea (o, por decirlo más claro, los más inútiles). Por eso cuando un partido se hace muy minoritario en sistemas electorales alejados del proporcional puro, la mayoría de sus dirigentes o son mediocridades electorales o están como un cencerro.
Esto pasa, por ejemplo, en EE.UU., donde muchos candidatos que en realidad serían libertarios, se presentan como Republicanos como mal menor y en el partido libertario solo quedan una panda de lunáticos que probablemente no serían capaces de gestionar ni una merienda en el campo. En cambio, y aquí está la gracia, en el sistema proporcional, muchos más "amarillos" se animarán a presentarse como tales y los dirigentes del partido y sus candidatos serán de más calidad (en el sentido de capacidad electoral) y menos ideológicos.
Segundo, vamos a tener disciplinas de partido muy diferentes. Si yo he ganado mi circunscripción personal mayoritaria, el partido tiene menos poder de imponerme su voluntad. A fin de cuentas siempre puedo presentarme en las próximas elecciones como independiente: los votantes me conocen, saben cuál es mi posición y yo además cuento con la experiencia de llevar una campaña en mi distrito. En EE.UU. esto pasa a menudo.
Un ejemplo reciente es el de Joe Lieberman, que era senador demócrata por Connecticut. Lieberman perdió la primaria demócrata contra un candidato alternativo que se quejaba que Lieberman no había votado lo suficiente con el partido (para ser sinceros, parte de razón no le faltaba). Lieberman, ni corto ni perezoso, cogió, se presentó como independiente y ganó las elecciones y por ahí ha seguido en el senado haciendo el tonto (aunque ahora se retira ya de una vez).
Por supuesto, romper con el partido no es gratis: es costoso dejar el apoyo de una maquinaria nacional y muchos votantes pueden preferir al partido que a mí, con lo cual tampoco es que uno tenga libertad total. Pero en todo caso esta es la razón por la que en el Reino Unido o en EE.UU. los partidos tienen un Whip (literalmente un "látigo") que es un diputado con particular "mala idea" que te amenaza con los mil males si no votas como quiere el partido. Este es un ejemplo de una famosa (y fantastica) serie británica de televisión, House of Cards, con Francis Urquhart ejerciendo de Whip poco antes de ser elegido Primer Ministro:
Entre los republicanos en EE.UU., Tom Delay, que fue el Whip durante los 90 del siglo pasado, era particularmente temido por su pasión casi sádica al imponer la disciplina en el partido (el apodo del angelito, que por cierto acabó en prisión por corrupto, era "El Martillo", para que se haga el lector una idea).
En cambio, en un sistema electoral proporcional puro, la disciplina del partido es mucho más fácil de imponer: si uno no se porta bien, no se le pone en la lista y se acabó. A la vez, existe el riesgo de que un grupo del partido se escinda y cree un nuevo partido ya que resultará fácil que entre en el nuevo congreso. En cambio esto no suele pasar en el sistema mayoritario porque las tensiones se suelen resolver a nivel de distrito unipersonal y uno tiene poco incentivo a crear nuevos partidos que es difícil que prosperen.
En resumen, en un sistema mayoritario los individuos tienen más libertad con respecto al partido mientras que un sistema proporcional coaliciones de miembros del partido tienen capacidad de presión.
No entro en detalle, por motivos de espacio, en si tener más o menos disciplina de partido es bueno o malo. Solo decir que por una parte es más "democrático" al permitir más opiniones y permite que haya más entrada de candidatos en la política que no sean meros correveidiles del partido y sus dirigentes, pero por otra parte suele llevar a que la votación de cada ley termine siendo un chalaneo en el que tengo que dar algo al diputado x o al y para que voten como quiere el partido.
En EE.UU. tienen una expresión, Pork Barrel, para este tipo de "regalos": una estación de tren aquí, un puente allá y así hasta que las ovejas se aburren. Si algunos se quejan que en España las CC.AA. o los partidos locales obtienen recursos injustificados, en EE.UU. nos dejan atrás. En comparación con lo que se cuece en Capitol Hill, somos unos aprendices. Como siempre, nada es gratis, y uno tiene que pensar con calma cuál es el nivel "optimo" de disciplina en los partidos.
En tercer lugar, el sistema mayoritario permite, como apuntaba antes, la entrada en política de gente que de otra manera lo tendría difícil. Imaginémonos que yo mañana me caigo por las escaleras y me doy un golpe en la cabeza lo suficientemente gordo que me da por meterme en política.
Con el sistema actual en España ¿qué es lo que puedo hacer? Bueno, yo no soy ni catalán ni vasco ni gallego, así que solo puedo ir a uno de los dos partidos nacionales mayoritarios (PSOE y PP) y suplicar que me den un puesto de salida en alguna lista (podría ir a IU o UPyD pero esta gente saca tan pocos diputados que no me van a dar un puesto así tan ricamente).
Lógicamente me van a decir que no, aunque solo sea porque tienen que dar de comer a todos los que llevan en este tinglado del partido desde que tenían 18 años y pagar favores mil. Si por el contrario me quisiera presentar por mi distrito en Pennsylvania (a parte de resolver el tema de la nacionalidad americana que no la tengo), lo único que tengo que hacer es rellenar unos cuantos papeles y ale, ya soy candidato (en realidad es incluso mejor, porque me puedo presentar a la primaria de un partido, pero eso lo dejo para otro día). Con un poco de talento y (bastante) dinero, tendré unas posibilidades razonables de ganar.
De nuevo entramos en la discusión de si es bueno o malo que me resulte más fácil meterme en política. Por un lado es bueno que cualquiera pueda comenzar su propia campaña pues disciplina a los partidos y permite a gente valiosa contribuir al servicio público.
Es verdad que el dinero limita bastante las posibilidades prácticas de un desconocido pero en países con primarias, estas son mucho más baratas y una vez que las he ganado, el dinero me llegará más fácilmente. A la vez, uno puede argumentar con razón que mi visión del mundo es bastante diferente a la de buena parte de los Españoles y que es mejor que gente como yo se quede tranquilita en la universidad donde los locos como yo damos menos la tabarra.
Más seriamente, con un sistema mayoritario unipersonal sinvergüenzas como Mario Conde o Ruiz Mateos podrían estar en el Congreso al permitirles presentarse por un distrito en el que ya a priori tuviesen posibilidades (por ejemplo, por ser del lugar o por tener allí aliados) y "bombardearlo" con anuncios y mítines (aunque lo mismo esto sería mejor pues así no podrían dedicarse a sus quehaceres habituales y a fin de cuentas Ruiz Mateos sacó diputados en unas Europeas con un sistema cuasi-proporcional, con lo cual tampoco es que la diferencia sea de un 100% en esta dimensión).
Finalmente, la posición ideológica de los partidos: bueno, esto es otro tema bastante sutil en el que, por el interés del espacio, a resumir. En general sistemas mayoritarios tienden a "centrar" a los partidos. Como uno necesita una mayoría de los votantes en un distrito, al menos que este sea muy sesgado hacia una ideología, me tengo que ir al centro para así tener más votos que mi rival, el cuál también tendrá incentivos a hacer lo mismo (para el que sepa de estas cosas o de organización industrial, esto el teorema de Hotelling: todos los candidatos terminan en la posición ideológica del votante mediano).
Este incentivo es menor en los sistemas proporcionales pues los partidos más extremistas tienen más espacio para sobrevivir. El centrarme poco en un sistema mayoritario y pasar de tener el 35% al 30% de los votos me puede costar casi todos mis diputados. En un sistema proporcional me costará más o menos un séptimo de los mismos (5% dividido por 35%). Si el precio de la "pureza" ideológica es más bajo, la cantidad de pureza en el sistema será más alto.
A la vez, la cierta separación entre candidatos y partido de los sistemas mayoritario permite "cubrir" mejor huecos electorales: en EE.UU. los republicanos que se presentan en la costa este son, de media, mucho más moderados que los que se presentan en Texas y los demócratas más liberales en la costa este y más conservadores en Texas (excepto donde las posibilidades de ganar de un partido son tan remotas que entonces solo se presenta alguien muy ideológico).
Concluyo mencionando solo que hay otro aspecto de comportamiento endógeno que me estoy saltando: el de los votantes. Por ejemplo, el coste de no votar es muy diferente en un sistema mayoritario que en uno proporcional o el coste de adquirir información. Pero esto merece un post entero.
Ahora, y para la próxima entrega de esta serie, voy a empezar a hablar del sistema electoral proporcional y de su aplicación (de una manera corregida) en España.
En todos los ejemplos que ponía para explicar los sistemas electorales había dos o tres partidos, con programas dados, y las preferencias de los votantes estaban fijas (aunque podían votar de manera "mentirosa" para obtener el resultado buscado). En la realidad, por el contrario, tanto los candidatos como los partidos, sus programas políticos y el comportamiento de los votantes, dependen del sistema electoral y por ello no se pueden tomar como dados en un análisis serio.
La mejor manera de verlo es comparando, por un momento, un sistema mayoritario con un sistema proporcional puro (donde los diputados se ajustan lo mejor posible al porcentaje de votos y donde no hay una cuota mínimo para entrar en el reparto de puestos en el Congreso) con un número grande de diputados a elegir en una circunscripción única, por seguir con nuestros ejemplos en semanas anteriores, 100.
En un sistema mayoritario, un partido necesita tener la mayoría al menos en un distrito para tener representación. En cambio, en el sistema proporcional, con tener un 1% de los votos es suficiente para sacar un diputado.
¿Cuáles son las consecuencias de esta diferencia? Sin intentar ser exhaustivo, voy a enumerar cuatro de ellas.
Primero, los sistemas más proporcionales incentivan el surgimiento de partidos más viables electoralmente. Si somos un grupo de personas relativamente pequeño en la sociedad y no concretado geográficamente, pongamos la "Unión Amarilla" (un nombre claramente inventado), en el sistema electoral mayoritario no ganaremos nunca nada y por ello, o bien nos disolvemos como partido o, en la práctica, la mayoría de los "amarillos" votan al partido grande que más se les parece (o incluso se presentan por él), el "Pacto Naranja".
En la "Unión Amarilla" solo quedarán los más irreductibles que suelen ser los más ideologizados y aquellos con menos coste de oportunidad de dedicarse a perseguir una panacea (o, por decirlo más claro, los más inútiles). Por eso cuando un partido se hace muy minoritario en sistemas electorales alejados del proporcional puro, la mayoría de sus dirigentes o son mediocridades electorales o están como un cencerro.
Esto pasa, por ejemplo, en EE.UU., donde muchos candidatos que en realidad serían libertarios, se presentan como Republicanos como mal menor y en el partido libertario solo quedan una panda de lunáticos que probablemente no serían capaces de gestionar ni una merienda en el campo. En cambio, y aquí está la gracia, en el sistema proporcional, muchos más "amarillos" se animarán a presentarse como tales y los dirigentes del partido y sus candidatos serán de más calidad (en el sentido de capacidad electoral) y menos ideológicos.
Segundo, vamos a tener disciplinas de partido muy diferentes. Si yo he ganado mi circunscripción personal mayoritaria, el partido tiene menos poder de imponerme su voluntad. A fin de cuentas siempre puedo presentarme en las próximas elecciones como independiente: los votantes me conocen, saben cuál es mi posición y yo además cuento con la experiencia de llevar una campaña en mi distrito. En EE.UU. esto pasa a menudo.
Un ejemplo reciente es el de Joe Lieberman, que era senador demócrata por Connecticut. Lieberman perdió la primaria demócrata contra un candidato alternativo que se quejaba que Lieberman no había votado lo suficiente con el partido (para ser sinceros, parte de razón no le faltaba). Lieberman, ni corto ni perezoso, cogió, se presentó como independiente y ganó las elecciones y por ahí ha seguido en el senado haciendo el tonto (aunque ahora se retira ya de una vez).
Por supuesto, romper con el partido no es gratis: es costoso dejar el apoyo de una maquinaria nacional y muchos votantes pueden preferir al partido que a mí, con lo cual tampoco es que uno tenga libertad total. Pero en todo caso esta es la razón por la que en el Reino Unido o en EE.UU. los partidos tienen un Whip (literalmente un "látigo") que es un diputado con particular "mala idea" que te amenaza con los mil males si no votas como quiere el partido. Este es un ejemplo de una famosa (y fantastica) serie británica de televisión, House of Cards, con Francis Urquhart ejerciendo de Whip poco antes de ser elegido Primer Ministro:
Entre los republicanos en EE.UU., Tom Delay, que fue el Whip durante los 90 del siglo pasado, era particularmente temido por su pasión casi sádica al imponer la disciplina en el partido (el apodo del angelito, que por cierto acabó en prisión por corrupto, era "El Martillo", para que se haga el lector una idea).
En cambio, en un sistema electoral proporcional puro, la disciplina del partido es mucho más fácil de imponer: si uno no se porta bien, no se le pone en la lista y se acabó. A la vez, existe el riesgo de que un grupo del partido se escinda y cree un nuevo partido ya que resultará fácil que entre en el nuevo congreso. En cambio esto no suele pasar en el sistema mayoritario porque las tensiones se suelen resolver a nivel de distrito unipersonal y uno tiene poco incentivo a crear nuevos partidos que es difícil que prosperen.
En resumen, en un sistema mayoritario los individuos tienen más libertad con respecto al partido mientras que un sistema proporcional coaliciones de miembros del partido tienen capacidad de presión.
No entro en detalle, por motivos de espacio, en si tener más o menos disciplina de partido es bueno o malo. Solo decir que por una parte es más "democrático" al permitir más opiniones y permite que haya más entrada de candidatos en la política que no sean meros correveidiles del partido y sus dirigentes, pero por otra parte suele llevar a que la votación de cada ley termine siendo un chalaneo en el que tengo que dar algo al diputado x o al y para que voten como quiere el partido.
En EE.UU. tienen una expresión, Pork Barrel, para este tipo de "regalos": una estación de tren aquí, un puente allá y así hasta que las ovejas se aburren. Si algunos se quejan que en España las CC.AA. o los partidos locales obtienen recursos injustificados, en EE.UU. nos dejan atrás. En comparación con lo que se cuece en Capitol Hill, somos unos aprendices. Como siempre, nada es gratis, y uno tiene que pensar con calma cuál es el nivel "optimo" de disciplina en los partidos.
En tercer lugar, el sistema mayoritario permite, como apuntaba antes, la entrada en política de gente que de otra manera lo tendría difícil. Imaginémonos que yo mañana me caigo por las escaleras y me doy un golpe en la cabeza lo suficientemente gordo que me da por meterme en política.
Con el sistema actual en España ¿qué es lo que puedo hacer? Bueno, yo no soy ni catalán ni vasco ni gallego, así que solo puedo ir a uno de los dos partidos nacionales mayoritarios (PSOE y PP) y suplicar que me den un puesto de salida en alguna lista (podría ir a IU o UPyD pero esta gente saca tan pocos diputados que no me van a dar un puesto así tan ricamente).
Lógicamente me van a decir que no, aunque solo sea porque tienen que dar de comer a todos los que llevan en este tinglado del partido desde que tenían 18 años y pagar favores mil. Si por el contrario me quisiera presentar por mi distrito en Pennsylvania (a parte de resolver el tema de la nacionalidad americana que no la tengo), lo único que tengo que hacer es rellenar unos cuantos papeles y ale, ya soy candidato (en realidad es incluso mejor, porque me puedo presentar a la primaria de un partido, pero eso lo dejo para otro día). Con un poco de talento y (bastante) dinero, tendré unas posibilidades razonables de ganar.
De nuevo entramos en la discusión de si es bueno o malo que me resulte más fácil meterme en política. Por un lado es bueno que cualquiera pueda comenzar su propia campaña pues disciplina a los partidos y permite a gente valiosa contribuir al servicio público.
Es verdad que el dinero limita bastante las posibilidades prácticas de un desconocido pero en países con primarias, estas son mucho más baratas y una vez que las he ganado, el dinero me llegará más fácilmente. A la vez, uno puede argumentar con razón que mi visión del mundo es bastante diferente a la de buena parte de los Españoles y que es mejor que gente como yo se quede tranquilita en la universidad donde los locos como yo damos menos la tabarra.
Más seriamente, con un sistema mayoritario unipersonal sinvergüenzas como Mario Conde o Ruiz Mateos podrían estar en el Congreso al permitirles presentarse por un distrito en el que ya a priori tuviesen posibilidades (por ejemplo, por ser del lugar o por tener allí aliados) y "bombardearlo" con anuncios y mítines (aunque lo mismo esto sería mejor pues así no podrían dedicarse a sus quehaceres habituales y a fin de cuentas Ruiz Mateos sacó diputados en unas Europeas con un sistema cuasi-proporcional, con lo cual tampoco es que la diferencia sea de un 100% en esta dimensión).
Finalmente, la posición ideológica de los partidos: bueno, esto es otro tema bastante sutil en el que, por el interés del espacio, a resumir. En general sistemas mayoritarios tienden a "centrar" a los partidos. Como uno necesita una mayoría de los votantes en un distrito, al menos que este sea muy sesgado hacia una ideología, me tengo que ir al centro para así tener más votos que mi rival, el cuál también tendrá incentivos a hacer lo mismo (para el que sepa de estas cosas o de organización industrial, esto el teorema de Hotelling: todos los candidatos terminan en la posición ideológica del votante mediano).
Este incentivo es menor en los sistemas proporcionales pues los partidos más extremistas tienen más espacio para sobrevivir. El centrarme poco en un sistema mayoritario y pasar de tener el 35% al 30% de los votos me puede costar casi todos mis diputados. En un sistema proporcional me costará más o menos un séptimo de los mismos (5% dividido por 35%). Si el precio de la "pureza" ideológica es más bajo, la cantidad de pureza en el sistema será más alto.
A la vez, la cierta separación entre candidatos y partido de los sistemas mayoritario permite "cubrir" mejor huecos electorales: en EE.UU. los republicanos que se presentan en la costa este son, de media, mucho más moderados que los que se presentan en Texas y los demócratas más liberales en la costa este y más conservadores en Texas (excepto donde las posibilidades de ganar de un partido son tan remotas que entonces solo se presenta alguien muy ideológico).
Concluyo mencionando solo que hay otro aspecto de comportamiento endógeno que me estoy saltando: el de los votantes. Por ejemplo, el coste de no votar es muy diferente en un sistema mayoritario que en uno proporcional o el coste de adquirir información. Pero esto merece un post entero.
Ahora, y para la próxima entrega de esta serie, voy a empezar a hablar del sistema electoral proporcional y de su aplicación (de una manera corregida) en España.
Sistemas Electorales y Estructuras de Partidos
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Publicado por VRedondoF para QNCCMV el 8/07/2011 03:28:00 AM